jueves, 9 de julio de 2009

Brotes rojos y afrancesados


Este lunes firmaron una declaración conjunta el Partido Comunista Francés y el Nuevo Partido Anticapitalista, de Besancenot. Es una declaración de suma importancia tanto por el gesto que supone como por el contenido acordado e incluso por la forma que se ha adoptado para expresar el disenso.

El gesto de firmar esa declaración conjunta es importantísimo y supone hacer el esfuerzo por escenificar la voluntad de encuentro de aquellos que se oponen a un sistema económico criminal. En eso se alcanza un acuerdo sencillo, sustanciado en la crítica al capitalismo en general y a la política de Sarkozy en particular. Las escenificaciones son muchas veces los pasos más difíciles de dar y más cuando se trata de un encuentro entre quienes han luchado por un mismo espacio político. Pero la voluntad es clara y la constatan tanto el PCF como el NPA: la formación de listas unitarias (según el término usado por el NPA) o de un bloque unitario (según lo expresado por el PCF) de cara a las próximas elecciones regionales francesas (y más allá). En cuanto a la concreción de esa unidad se constata que la propuesta del NPA y la del PCF son diferentes. Pero en vez de levantarse de la mesa e irse llamando de todo al otro (en la mejor de nuestras tradiciones) ambas partes lo han plasmado en el documento de una forma que muestra el mutuo respeto y la voluntad de superar las diferencias: “el NPA propone…”, “el PCF propone…”: “Firmado: NPA y PCF”.

Por supuesto esto tiene su traslación posible al sur de los Pirineos. Aquí las condiciones son sustancialmente distintas, tanto por la falta de peso electoral de Izquierda Anticapitalista como por lo reciente de la salida de lo que quedaba en IU de Espacio Alternativo (germen de Izquierda Anticapitalista).

Sin embargo se da un marco general (la crisis económica no está fortaleciendo a quienes denunciamos el capitalismo, sino a quienes lo quieren hacer más y más cruel) y una debilidad común que aconseja, si realmente queremos dar alguna batalla, conseguir dotarnos de instrumentos para que toda la izquierda inteligente, sensata y combativa que todavía existe no pierda ni un minuto en señalar las miserias del de al lado y se derriben las trincheras internas para hacer una trinchera más alta que nos permita debilitar con más eficacia (o con alguna eficacia) al enemigo común.

No alcanzo a ver la razón por la que fuera demasiado difícil llegar a un documento parecido al francés en España. Tengo claro que para algunos sectores de IU sería más que deseable un gesto como ese y no conozco tanto la realidad interna de IA, pero la lectura de las elecciones europeas deja claro que la división no ha puesto al capitalismo contra las cuerdas.

Tras décadas de escisión tras escisión hasta la escisión final, es hora de que esta gente se ponga a trabajar en un futuro esperanzador y unitario para las izquierdas transformadoras. Si no, acabaremos todos siendo los más dignos del cementerio: de un cementerio privado, por supuesto.

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