Hace algunas semanas tuve la ocasión de hablar con personas importantes del Ayuntamiento de Seseña cuyo nombre no revelaré por si las querellas. Me enseñaron un boletín de Izquierda Unida de Seseña de hace pocos años. En él escribía un periodista local zurrándole al Pocero por corrupto y defendiendo a quienes en Seseña luchan contra la corrupción: su alcalde, Manuel Fuentes, y todo el equipo de gobierno de Izquierda Unida. Uno de los párrafos del artículo explicaba que el autor sabía que el Pocero se querellaría contra él por ese artículo: cada vez que escribo sobre él, venía a decir, me pone una querella pidiéndome cinco millones de euros, pero no me va a callar.
Este periodista hoy ya no escribe en los boletines de Izquierda Unida. Escribe en una web de noticias siempre en defensa del Pocero. Acude a las ruedas de prensa de Manuel Fuentes intentando que alguien pierda las casillas, insultando… Si le pregunta a una abogada del alcalde por qué es abogada en vez de quedarse en casa fregando como mujer que es y nadie le contesta escribe que ésa es una prueba del autoritarismo del equipo municipal, que rechaza las preguntas incómodas.
Cualquier observador razonable intuiría que en alguna de esas querellas el Pocero consiguió que un juez le diera la razón condenando a una indemnización al periodista y que el Pocero le habría perdonado a cambio de sus servicios, tan entusiastas.
Me vino ayer esta historia a la cabeza cuando leí el artículo en Público titulado El pocero hostiga a Izquierda Unida con 11 querellas. Incapaz de comprarse a este alcalde honesto por otras vías, debe de estar intentando acorralarlo con el mismo mecanismo con el que se compró un periodista.
El Pocero tiene suerte: no está solo. Si no hubiera jueces que canalizaran el chantaje ni pidieran fianzas millonarias al alcalde honesto, su táctica sería estéril. Pero no son sólo jueces: alguien tendrá que explicar por qué la fiscalía anticorrupción de Castilla – La Mancha continúa sin imputar al constructor, a pesar de haberlo hecho ya con el anterior alcalde, el socialista José Luís Martín, por cohecho. Es como si persiguieran a Camps por el traje recibido sin que nadie tosiera al Bigotes ni a Correa. ¿El alcalde del PSOE cobró pero nadie pagó?
El drama de Seseña es la soledad de su alcalde y la cantidad de amistades de las que goza el Pocero: desde el periodista citado a la fiscalía tuerta, pasando, cómo olvidarlo, por Bono y Zaplana. Es comprensible la relación de amistades y complicidades: un alcalde honesto no es sólo una afrenta para un constructor, sino para todo un modelo económico, urbanístico y ético que se ha impuesto en España en los últimos años llevándonos adonde nos encontramos.
El Pocero es el sistema. La honradez es revolucionaria.
El cuadro de Edouard Debat-Ponsan se titula La verdad saliendo del pozo,
1 comentario:
bla bla bla....
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